A lo largo de los 64 años de su ausencia física, numerosas manifestaciones del Séptimo Arte han denostado o rendido tributo a la Abanderada de los Humildes, ya mostrándola como una fanática resentida social o como la Rosa Luxemburgo que no fue. A continuación revisaremos brevemente las últimas producciones que invocaron su nombre.
La coproducción internacional «Eva no duerme«, dirigida por Pablo Agüero en 2015, se cimienta en las cavilaciones de un marino interpretado grandilocuentemente por Gael García Bernal: Algo así como la encarnación de un mal esencialista, concepto que por cierto atrasa bastante, ya que – a nuestro entender – el numen del genocidio debería mostrarse en toda su complejidad, como intentara hacerlo Hanna Arendt al referirse a «la banalidad del mal», caracterizando a Eichmann
como un burócrata del horror, después de que este alegara
en su defensa «yo sólo los subí a los trenes».
A su vez resulta un desatino incluir un actor extranjero – sin doblar su acento – al mando del camión que transporta los restos de Evita, malogrando con ello acaso el mejor episodio de todo el filme, dada su potencia metafórica.
También luce muy poco feliz darle ese tono surrealista al capítulo referido al embalsamamiento de la difunta a cargo del Dr. Ara (un deslucido Imanol Arias).
La mejor interpretación del filme, es – ¿casualmente? – la del tirano Aramburu (un impagable Daniel Fanego), personaje contra fácticamente utilizado para profetizar que los Montoneros, con aquel ajusticiamiento inaugurarían un baño de sangre que por otra parte riega estas tierras desde hace más de 500 años.
En la excelente producción «Eva de la Argentina«, dirigida en 2011 por María Seoane y animada en base a diseños del legendario Solano López – dibujante de «El Eternauta» -, un Walsh devenido en detective investiga la verdadera historia de María Eva Duarte hasta comparecer a la cita fatal que costó la vida al autor de «Operación Masacre».
En la producción «Eva Perón«, de Juan Carlos Desanzo – ex director de fotografía del Grupo Cine Liberación -, realizada en 1996 como respuesta a la osadía colonial de Alan Parker, que solicitó al entonces presidente Menem el balcón de la Casa Rosada para filmar allí a Madonna en una secuencia de la versión cinematográfica de la ópera «Evita», brilla la descomunal interpretación de Esther Goris, tanto como desentona el subrayado evitismo del guionista José Pablo Feinmann, cuyo proverbial ensañamiento contra la figura del General Perón rebalsa también en los dos eclécticos volúmenes dedicados a revisar el movimiento creado por el gran estadista.
Habiendo visto y revisto todas las anteriores, la producción que este cronista destacaría – debido a su audacia y rigor – es «Evita. La tumba sin paz«, dirigida en 1997 por Tristán Bauer sobre guión de Miguel Bonasso, en cuyo transcurso pueden apreciarse por ejemplo las fotos hasta entonces inéditas que Juan Perón le tomó al cadáver mutilado de su esposa, entrevistas exclusivas al fallecido coronel Héctor Eduardo Cabanillas y al restaurador Domingo Tellechea, y datos tan poco conocidos como la repatriación del célebre cadáver impuesto por los Montoneros al gobierno de Isabel Martínez a cambio de los restos secuestrados del tirano Aramburu.-
JORGE FALCONE, columnista de La Luna con Gatillo, jueves de 15 a 17hs por www.eterogenia.com.ar
Contenido editado y publicado por Dante De Noia
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