Según ACNUR, (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) 2.500 personas mueren cada año intentando buscar un futuro mejor en un viaje desesperado a Europa. Puede ser que esta vez nos alarmemos más al ver la foto de este niño en la playa porque el fallecido tiene cara, nombre y apellidos y las ‘cosas’ no son tan abstractas y frías como las cifras que se barajan en otras noticias. Y aunque no haya foto de los otros 2.499 seres humanos, y parezcan un simple número, también tienen cara, nombre y apellidos, como el pequeño Aylan, el niño de la playa.
«Cuando hay madres tratando de evitar que sus hijos se ahoguen en un naufragio. Cuando la gente es abandonada y se asfixia en la parte trasera de un camión por mafias diabólicas de traficantes y cuando cadáveres de niños aparecen varados en la orilla, Reino Unido tiene que actuar», lamentaba la líder laborista Yvette Cooper, en declaraciones a The Independent. «Ninguna persona decente, y más si es padre, puede dejar de sentirse conmovida», juzgaba mucho más cerca un sentido ministro Margallo.
Sin embargo, ninguno de estos gobiernos (incluido el español) ha sido capaz de contribuir al desarrollo de una respuesta europea conjunta que detenga esta sangría humanitaria. A la hora de la verdad, vuelve a parecer que Europa no es Europa, sino una suma de 27 estados con 27 puertas distintas, pero igualmente cerradas.
No sabremos nunca cómo se llamaban los cientos de niños sin nombre que según datos de ‘Save the Children’ han sido rescatados en los últimos días en la franja del Mediterráneo, ese transitado paso que separa Italia del norte de África.
Fuente: www.elconfidencial.com
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