El documental, ese desafío entre lo premeditado y lo inesperado. Salomón Gerchunoff fue secuestrado en su casa el 26 de mayo de 1976. Y un día premeditado, sus hijos se reunieron frente a la casa, donde se guardaban, ocultos, los libros perdidos de su padre. Las cámaras buscaron lo inesperado: el momento en que deciden ingresar a la vivienda, tocan las paredes, imaginan el pasado.
La casa de los libros perdidos es el filme, en el que Diego Ludueña trabajó junto a Eliana Piemonte, Josefina Cordera y Glenda Mackinson, es una producción de la Prosecretaria de Comunicación Institucional de la UNC.
Allí, se recupera la historia de una familia cordobesa que escondió los libros en una pared y volvió para buscarlos. El documental cruza el relato con archivo de Canal 10, y con historias del destino de los libros durante la dictadura: los libros quemados, los libros abandonados, los que llegaron, a través del tiempo, a manos impensadas.
De eso y un poco más, habló el director Diego Ludueña en el programa Cinestesia (“la gente me dice director, es una locura”, comentará en cierto momento). Ahora, después de remover el pasado, renuevan la apuesta y miran desde el presente: “es la primera vez que nos metemos con un tema social. Nos gustó y queremos apostar a mas, quizás sobre las desapariciones actuales, en democracia”.
Durante el rodaje, en el Archivo Provincial de la Memoria.

______________________________________________________________________________________________________
Contenido publicado y editado por Agustina Conci
aconcicc@gmail.com