LAS INFANCIAS SECRETAS

*Columna de Celeste Giacchetta

Texto extraído de La voz del Interior.

 

Como adultos, debemos tomarnos el mínimo momento para rever nuestras posturas para con el mundo de la infancia.

La infancia es un terreno romántico y canonizado, la idea de niñx en extrema pureza, sin errores, sin sexualidades, sin voluntades, sin derechos, es una falacia, un imposible que sólo silencia las autonomías y criminaliza las diversidades.

Este modelo profundamente impuesto roba, disimula y esconde todas aquellas realidades infantiles que no encajen en su heterobinarismo obligatorio e incuestionable. Es en este marco donde la niñez diversa o disidente se vive como una alarma social y familiar, como un error por normalizar.

No interesa cómo sea el niñx, sino como el mundo adulto quiere que sea, y al estar en conflicto el deseo con la realidad, lo habitual es darles paso a la negación y a la violencia.

Hace poco, tuve la oportunidad de conocer a una adolescente trans; con mucho miedo, contaba cómo mantenía su identidad en secreto, la relación con su madre, con su padre, cómo añoraba por lo bajo verse como sus otras amigas y cómo le gustaba aquel compañerito que suponía muy lejano.Mientras la escuchaba, pensaba que a pesar de que nos separan más de 10 años de luchas, de debates de derechos humanos y de convenciones, la cristalización de la escuela, de la familia y de los derechos del niñx cuesta y mucho.

Sigue sucediendo que las infancias y las adolescencias diversas son secretas. No decimos lo que pensamos, porque aprendimos que el mundo adulto se altera, se enoja y llora con nuestras realidades. Permitimos que nos oculten, a punto tal que casi sin querer consentimos en que nos roben etapas esperando con ansiedad algún día poder ser.

Es necesario repensar y discutir las infancias/adolescencias como si estas fueran un mero resultado de carácter natural y biológico, y empezar a entender la niñez como un producto de diversos convencionalismos sociales, susceptibles de modificarse, y adecuada al contexto cultural.

En otras palabras, tomar a la humanidad en su carácter histórico.

Sin dudas, la noción de “niñez” que tenemos hoy no es la misma que se tenía en la Edad Media, cuando las convenciones eran otras y los requerimientos socioculturales también. Es evidente que lo “normal” también es modificable y proporcional al avance de los derechos individuales y colectivos.

Hoy, el nuevo paradigma de la infancia y de la adolescencia se asienta sobre tres principios fundamentales: la autonomía progresiva, el interés superior del niñx y el derecho a ser oído.

Estos provocan el reconocimiento del niñx como sujeto de Derecho, y es verdaderamente un inicio de una nueva construcción de la postura del mundo adulto para con las infancias.

El derecho a ser oído en la niñez LGTBIQ (siglas de lesbiana, gay, trans, bisexual, intersexual y queer, término que incluye a otras minorías sexuales) es hoy una realidad de privilegio, el reconocimiento de la autonomía progresiva y el interés superior es una deuda, a la que se está llegando muy en mora por parte del Estado.

Como adultos, debemos tomarnos el mínimo momento para rever nuestras posturas para con el mundo de la infancia y comenzar a aceptar a nuestrxs hijxs como son y no como queremos que sean.

 

3/09/2017

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