Durante la dictadura cívico militar de José Félix Uriburu, comenzó en nuestro país un plan sistemático de persecución hacia la comunidad LGBT. La impronta de la iglesia católica estuvo presente en todos los estamentos del Estado y legitimó el ensañamiento y la represión hacia todo aquello que no se ajustara a sus conceptos de moral “occidental y cristiana”. Las fuerzas de seguridad fueron las encargadas de ejecutar este plan represivo, amparadas en los nacientes códigos y edictos policiales.
En la triste historia de las violaciones a los derechos humanos en nuestro país quedará el recuerdo de miles de compañeros y compañeras víctimas de los famosos edictos 2H que penalizaba la “incitación al acto carnal en la vía pública” con 30 días de prisión. Este edicto jamás fue utilizado para privar de su libertad a hombres heterosexuales, pero era la justificación para arrestar a trabajadoras sexuales, homosexuales, lesbianas y transexuales.
Ya durante el gobierno dictatorial de Onganía, la persecución paso a tomar las perores formas copiadas del nazismo. Las razzias policiales en los lugares de encuentros de la comunidad LGBT fueron una constante. La humillación, el acoso, la tortura y el asesinato pasaron a estar justificados.
Y es que el gay, la lesbiana, la travesti fueron los que cuestionaron los cánones morales de una sociedad llena de hipocresías. Sociedad que fue capaz de utilizar cualquier método para mantener los intereses de las clases dominantes. Legitimados por la iglesia y la hipócrita oligarquía argentina, nacieron las brigadas de moralidad, dedicadas a violentar de las peores formas a los integrantes de la comunidad LGBT.
Ya durante el accionar de las fuerzas parapoliciales conocidas como triple A durante los años 1975, se exhortaba a toda la población a perseguir y exterminar a los “ fémina” y a las “Tortas, mujeres consumidoras de hormonas masculinas y pelos en pecho”.
Pero parte del colectivo comenzó a tomar conciencia. Una conciencia de clase y de derechos.
De este modo en 1967 nace una organización llamada “Nuestro Mundo” en la localidad de Gerli, suburbio obrero del Gran Buenos Aires. Se considera la primera organización que luchó por la defensa de los derechos de los homosexuales, constituida en su mayoría por obreros de clase media baja que irrumpió como un nuevo protagonista político en el país.
El Cordobazo, los movimientos obreros, las organizaciones revolucionarias hicieron que muchos otros grupos LGBT se organizaran para confluir ya en 1971 en el “Frente de Liberación Homosexual”. El frente comenzó a identificarse con algunos movimientos como Montoneros y formaron parte de las multitudinarias masas que se expresaron ante la asunción de Cámpora pidiendo la libertad de los presos políticos.
El FLH pasó a ser un movimiento insurgente, revolucionario, que buscó construir un camino hacia el socialismo levantando las banderas de las libertades sexuales, el amor, y la igualdad.
Pero el terrorismo de Estado lo reconoció como uno de sus blancos y ya en marzo de 1976 el FLH se disolvía, pues casi todos sus militantes habían sido asesinados y desaparecidos. La identidad sexual disidente a la heteronormatividad y a los cánones occidentales y cristianos volvería a ser vivida en la clandestinidad.
La destrucción de las organizaciones LGBT hizo que muchos compañeros y compañeras se encontraran en el más absoluto desamparo y fueran invisibilizados no solo como sujetos con derechos, sino como hombres y mujeres con una práctica humana que estaba repleta y colmada de ideologías, búsquedas de libertades, estrategias de sobrevivencia y miradas políticas.
La última dictadura cívico militar dejo un saldo de miles de víctimas del colectivo LGBT. Víctimas que necesitan ser reconocidas como parte de un plan sistemático de exterminio. Pero a pesar de la llegada de la democracia en 1983, la comunidad siguió siendo perseguida. Los edictos y artículos que legitimaban el accionar policial y la violación de derechos persistieron hasta hace poco tiempo. Recién en estos últimos años podemos decir que algo ha cambiado, pero que la deuda sigue siendo grande.
Es por todo esto que la lucha continúa.
Eugenio Talbot Wright, conductor de Treinta Mil Presentes, miércoles de 18:30 a 20:00hs por www.eterogenia.com.ar
Escuchá un fragmento del programa, con mucho más de esta historia de lucha.
Contenido editado y publicado por Dante De Noia.
Contacto: dantedenoia@gmail.com