Más de 1.600 niños y niñas han muerto en trayectos migratorios desde 2014
El último informe de la Organización Internacional de las Migraciones cifra en 4.734 las personas fallecidas o desaparecidas intentando alcanzar su destino.
Al menos 4.734 personas migrantes murieron o desaparecieron en 2018 intentando alcanzar su destino. Así se desprende del cuarto informe anual Fatal Journeys, elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Desde que esta institución comenzó a estudiar las muertes y desapariciones en las migraciones en 2014 ha sumado ya más de 34.000 casos de muertes, de los que más de la mitad —17.900— han tenido lugar en el Mediterráneo y de los que al menos 1.600 son niños y niñas —el informe señala que solo en el 30% de casos de muertes y desapariciones hay información sobre la edad—. Echando la vista más atrás, el estudio eleva a 75.000 la cifra de defunciones en trayectos migratorios. Aun así, desde la OIM advierten que estas cifras son mucho menores que los números reales de muertes y desapariciones ya que muchos cuerpos nunca llegan a ser encontrados o identificados.
En la frontera que separa Estados Unidos y México, desde 2014 cuentan 1.907 muertes, a las que se suman otras 576 en territorio mexicano. En Asia, los rohingya han sido las principales víctimas, con 1.723 muertes de las 2.200 que ha contado la institución en todo el continente.
MENORES DE EDAD MIGRANTES
El informe de la OIM recuerda que en 2017 se calcula en 30 millones los niños y niñas que residían en un país diferente al en que nacieron. Más de 12 millones se fueron de su lugar de nacimiento, junto a sus familias o por su cuenta, como refugiados y otro millón como solicitantes de asilo, huyendo de conflictos armados, violencia persecuciones, según datos de Unicef. De ellos, cada vez son más numerosos los que viajan solos.
Pero, tal como subraya el informe, los datos sobre estas niñas y niños son muchas veces inexistentes. “En los casos más trágicos, los niños y niñas no pueden acceder a opciones de movilidad seguras pueden perder la vida durante peligrosos trayectos por tierra o mar. Muchos de ellos mueren en el anonimato y/o lejos de su hogar, y puede que sus familias nunca sepa de sus muertes”, afirma el informe.
UNA FOSA LLAMADA MEDITERRÁNEO
Al menos 17.900 personas murieron en las aguas del Mediterráneo entre 2014 y 2018. Cerca de 12.000 de esos cuerpos aún no han sido recuperados. Solo el pasado año 2018, el informe de la OIM cifra en 2.299 las personas fallecidas en este mar, cerca de la mitad de todas las muertes de personas migrantes contabilizadas en todo el mundo. En lo que va de año, según el proyecto Missing Migrants, impulsado por la OIM, son ya 843 las personas que han perdido la vida en el Mediterráneo.
“Las muertes y desapariciones de personas migrantes en su trayecto a España ha sido un punto consistente de preocupación por al menos tres décadas”, apunta el informe, que señala las rutas entre Marruecos y Gibraltar, la que pasa por el mar de Alborán, y las de Ceuta y Melilla. La OIM recuerda la primera muerte documentada de personas migrantes que intentaban llegar a España. Fue el 1 de noviembre de 1988 cuando el cuerpo sin vida de un joven marroquí de tan solo 23 años de edad llegó a la playa de Tarifa, en Cádiz. Desde 2014, son 1.649 las personas que han muerto intentando alcanzar territorio español
Pero es la ruta que va del norte de África a Italia la más mortífera, con 15.000 muertes contabilizadas por el proyecto Missing Migrants desde 2014. Es también la zona que cuenta mayor número de personas en ruta a Europa, con la excepción, según apunta el informe, del año 2015, cuando miles de personas cruzaron el mar Egeo para llegar a Grecia desde Turquía.